Coronel, ¿se le permite aferrarse a estas promesas, ser tan insistente en ellas? ¿No es esto chantaje? En lo que a mí respecta, la Palabra de Dios es la Palabra de Dios. No tengo ninguna consideración por mí o mi fe, o mi incredulidad, o mis dudás, o la necesidad de otros, las dificultades de los demás, sólo una cosa es importante: perseverar, con gran seriedad y firme confianza en Dios, apoyándome en las promesas de Dios, como está escrito. Cuántas veces me he apoyado en una promesa: Isa.53:5, o Luk.4:18-21, o Marcos 16:18 con estas palabras. ¡Aquí está escrito! ¡Gracias por tu curación por tus heridas! Esto también se aplica a X, y no me alejo de ti. Sólo doy gracias, gracias, ¡simplemente gracias! Una noche, antes de dormirme, abrí la Biblia en Is.53:5. Oré y dije gracias por esta promesa. Recé y di gracias por esta promesa, una promesa ¡con respecto a un paciente! "¡Salvador mío, esto se aplica/es válido, también para esta pobre mujer!...